Sostén con ternura aquello que aprecias.
Bob Alberti
En cierta ocasión una niña entró en el taller de un escultor. Durante largo rato estuvo disfrutando de todas las cosas asombrosas que había en el taller: martillos, cinceles, pedazos de esculturas desechadas, bocetos, bustos, troncos...todo tipo de materiales. Pero lo que más le impresionó a la niña fue una enorme piedra situada en el centro del taller. Era una piedra tosca,llena de magulladuras y heridas. Era una piedra sin forma, desigual y rozada por el transporte desde su lugar de origen. La niña estuvo acariciando mucho rato la superficie rugosa de la piedra y, después de un rato, se fue.
A los pocos meses la niña regresó al taller y vio sorprendida que en el lugar de la enorme piedra se erguía un hermosísimo caballo que parecía ansioso de acabar de liberarse de la fijeza de la estatua y ponerse a galopar.
Entonces la niña se dirigió al escultor y le dijo:
-¿Cómo sabías tú que dentro de esa enorme piedra se escondía este precioso caballo?
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