La duda es el principio de la sabiduría.
No hay genio sin un grano de locura.
Aristóteles
Jorge Wagensherg nos plantea lo siguiente:
Imaginemos por un instante al primer ser humano que accedió al conocimiento abstracto. Seguramente abrió los ojos miró el mundo y se asustó. Se asustó mucho. ¿Cómo mantener la propia identidad con independencia de los caprichos de un mundo tan incierto? ¡Con el conocimiento! Aferrarse al conocimiento sin tener aún conocimiento al que aferrarse debía ser aterrador. Muchos debieron morir de pánico o de autocompasión, pero unos cuantos, pocos, que habían nacido con una fe indestructible en algo, consiguieron dominar su miedo y continuar vivos. Es de estos pocos de quienes todos somos descendientes, está claro.
Conocimiento no es información. Para conocer hay que arriesgarse y experimentar. El conocimiento es el fruto del aprendizaje. Para vivir sin miedo nuestros hijos necesitan apoyarse en conocimiento útiles para la vida. Lo curioso es que, en el transcurso de nuestra educación, se nos dan informaciones que no nos sirven, otras, que están equivocadas y hay muchos conocimientos que nos faltan y son necesarios para vivir de forma más productiva, creativa y armónica. Los padres podemos proporcionarles oportunidades para adquirir las experiencias y aprendizajes que les permitan gestionar su miedo, ser valientes, equilibrados y vivir vidas íntegras.
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