Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Violeta Parra
El agradecimiento es una de las mejores vitaminas emocionales ya que promueve el efecto boomerang positivo, cultiva el optimismo, la automotivación y favorece las conductas generosas. ¿Cuántas veces sentimos agradecimiento pero no lo expresamos? Al no hacerlo nos perdemos la posibilidad de realizar una acción coherente con nuestro sentir, la oportunidad de mejorar la calidad de nuestra relación con los demás y de generar un efecto positivo en cadena. Cuando damos las gracias es importante concretar el porqué: "Gracias por acompañarme es tarde", "Gracias por confiar en mí", "Gracias por tu carta, por tu tiempo, por este abrazo, por tu sonrisa, por estar ahí".
La persona agradecida es sensible a la vida: valora el simple hecho de estar vivo, de respirar, de tener sus necesidades cubiertas; sabe admirarse de los cambios de color del paisaje, aprecia los aromas, la música y el silencio; goza de la compañía y de los momentos de soledad, agradece la posibilidad de aprender y crear...tantas y tantas cosas que están ahí, si aprendemos a verlas.
Este valor es una de las mejores herencias que podemos dejar a nuestros hijos. La persona agradecida observa, acepta la vida con todos su contenido y tiene capacidad para motivarse a sí misma y luchar ante las dificultades. El hecho de expresar agradecimiento a los demás es una vitamina emocional que nos hace crecer como personas y mejora el mundo.
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