El verdadero signo de fuerza es permitirse el lujo de ser delicado.
Tao
Somos seres racionales, pero también animales. Como animales somos territoriales y necesitamos espacio y condiciones adecuadas para vivir y crecer. Nosotros determinamos y marcamos los limites de dicho espacio. Permitimos que determinadas personas accedan a nuestra zona intima mientras que nos incomodamos y penalizamos a los que se aproximan demasiado sin nuestro consentimiento.
El tacto, el contacto, la proximidad el acceso a determinados espacios físicos o emocionales deben ser gestionados con un gran respeto a las necesidades y deseos del otro. Debemos tomar conciencia de que nuestros hijos tienen derecho a sus propios espacios de intimidad. El hecho de ser padres no nos autoriza a invadirlo. Incluso, aunque sean pequeños, debemos respetar y pedir permiso para que también aprenda a hacerlo ellos.
Las invasiones de la intimidad generan mucha agresividad puesto que se activan unos resortes muy primitivos que todos tenemos genéticamente programados. Es importante evitar revolver sus pertenencias, fisgar y preguntar sobre temas que no nos conciernen; no debemos inmiscuirnos en sus relaciones o forzarles a besar y a abrazar si no lo desean. El respeto de la intimidad es una línea de acción preventiva de muchos de los conflictos que se originan por prescindir de estos límites necesarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario