No se puede apresurar una vida. No se puede resolver según un plan, como tanta gente quiere
Brian Weiss.
Se cuenta que un hortelano sembró judías, Y se dice que les pidió a sus empleados que atendieran con esmero la huerta. Estos realizaban sus tareas con calma: regaban cuando lo creían preciso, abonaban la y esperaban. A veces orientaban la planta que empezaba a crecer y volvían a esperar. El amo empezó a pensar que sus empleados eran unos holbazanes. Consideraba que las judías crecían con lentitud exasperante.
Un buen día, el hortelano se indignó y no se le ocurrió otra cosa que empezar a tirar de los brotes para hacer que crecieran. Procedió así durante horas, regresando a su hogar extenuado.
-¿Por qué estas tan fatigado, padre? -le pregunto su hijo.
-He estado ayudando a los brotes a crecer -respondió el hortelano.
Al escuchar aquellas palabras, su hijo, conocedor de la impaciencia del padre, temió lo peor. Al amanecer se dirigió a la huerta y, tal y como esperaba, encontró sólo plantas rotas y muertas.
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