Si queremos que nuestros hijos puedan ser amados será necesario transmitirles el valor de la generosidad puesto que las relaciones necesitan de la reciprocidad para crecer. Trabajar la generosidad y el desespero servir para que sean más empáticos y mejores observadores de las necesidades de los demás, así como para saber ayudarles y acompañarles sin herirles o humillarles. El límite del egoísmo contempla el hecho de que pueden producirse una colisión entre nuestros derechos y los de los demás y que será necesario negociar y llegar a pactos: nuestro derecho al descanso y su derecho al ocio; nuestros derechos a la tranquilidad y el suyo a expresarse, cantar o moverse; nuestros respectivos derechos a reclamar a protestar sin agredir..Los bienes son los que son. los espacios son los que son y las personas somos como somos pero susceptibles de mejorar. Para convivir será necesario ser generosos, solidarios y aprender a compartir.
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