Es indudable que existen personas dotadas de una de magia personal. Cuando entran en una habitación, ésta parece iluminarse. Si participan en una conversación, todo el mundo les escucha, y, sin ningún esfuerzo, logran ser el centro de atracción donde quiera que estén. Este magnetismo, que no se puede medir pero que todos notamos es lo que se conoce como carisma y, contra lo que se cree, es algo que, en mayor o menor medida todos podemos desarrollar en nuestras relaciones sociales. ¿Cuál es el secreto para lograrlo?
Uno de los aspectos imprescindibles para lograrlo es confiar en ti mismo. Quien está seguro de sus capacidades y habilidades y cree en sí mismo, refleja una fuerza y una seguridad personal que es una parte esencial del carisma. Para que éste existan, también es necesario que dicha seguridad vaya a acompañada siempre del respeto por los demás. La persona carismática no desprecia ni minusvalora, ni necesita que el otro sea inferior para brillar. Para lograr esta seguridad, debes creer en ti, en que tus opiniones y tus acciones son válidas.
Es necesario que dejes de criticarte y machacarte por los errores cometidos o que puedas cometer y ver los aspectos positivos de ti mismo.
Para adquirir carisma también es importante observar a quienes nos parecen carismáticos. Su tono, sus gestos, su lenguaje corporal nos van a mostrar muchos aspectos de sí mismos. Sin embargo, no trates nunca de imitarlos. La identidad personal es un aspecto importante del carisma, por lo que debes encontrar tu propio magnetismo.
No es necesario que te disfraces ni que resultes extravagante para adquirir carisma. Si encuentras tu propia imagen y estás a gusto con ella, sea cual sea, también ello te ayudará a convertirte en una persona carismática.
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