jueves, 17 de mayo de 2012

APRENDE A AMARTE




He comprendido que para amar a otro, antes tenía que amarme a mí misma.

No obstante, persiste la idea de que amarse a uno mismo es un sentimiento egocéntrico, infantil, destructivo... pero la lógica nos dice que sólo podemos ofrecer lo que poseemos y que lo máximo que poseemos es nuestra capacidad de dar...

Cuando me refiero al amor, me refiero a ese amor que nada tiene que ver con lo carnal, me refiero a un amor espiritual, incondicional... sin esperar nada a cambio...

Esto no significa tener que hacer balance de quién hizo qué y quién hizo más.

Habrá ocasiones en que daremos más de lo que nos dan, pero habrá momentos en que necesitaremos y recibiremos más de lo que nosotros somos capaces de dar.

Contar los tantos implica una competición deportiva, no una mutua relación de apoyo.

El verdadero amor requiere dar a la otra persona sin pensar quién se queda la mejor parte...

Maneras de amarnos

· Dejemos de criticarnos

Este es quizás el punto más importante. Si nos decimos a nosotros mismos que, pase lo que pase, estamos bien y valemos, podemos cambiar con facilidad nuestra vida. Pero si nos decimos que estamos mal, nos resultará enormemente difícil lograrlo. Todos cambiamos, todos. Cada día es un nuevo día y hacemos las cosas de manera algo diferente a como lo hicimos el día anterior. Nuestra capacidad para adaptarnos y avanzar con el proceso de la vida es nuestro poder. En cierta manera todos nos sentimos inseguros, porque somos humanos. Aprendemos a no pretender que somos perfectos. La necesidad de ser perfectos sólo nos crea una enorme presión, y nos impide ver los aspectos de nuestra vida que necesitan curación. En lugar de eso podríamos descubrir nuestras aptitudes creativas, nuestra individualidad, y valorarnos por esas cualidades que nos distinguen de los demás. Cada uno de nosotros tiene un papel único que desempeñar en la Tierra, papel que oscurecemos al criticarnos.

· Dejemos de asustarnos


Muchos de nosotros nos llenamos de miedo con pensamientos aterradores, logrando con ellos hacer las situaciones peores de lo que son. Cogemos un pequeño problema y lo transformamos en un monstruo gigantesco. En una forma terrible de vivir, siempre a la espera de que ocurra lo peor en nuestra vida. ¿Cuántos de ustedes se van a la cama por la noche imaginándose el peor de los guiones posibles para un problema? Eso es lo mismo que hace un niño pequeño cuando se imagina que hay monstruos debajo de la cama y se asusta por ello. Si haces esto, no es raro entonces que no puedas dormir. Cuando eras pequeño necesitabas que tu madre o tu padre vinieran a tranquilizarte. Ahora que eres adulto sabes que tienes la capacidad de tranquilizarte a ti mismo. Esto suelen hacerlo las personas enfermas. Con frecuencia se imaginaban lo peor, si es que no están ya planeando sus funerales. Si habitualmente repasas en tu mente situaciones o pensamientos negativos, busca la imagen de algo con lo que verdaderamente te gustaría reemplazarlos. Podría ser un hermoso paisaje, una puesta de sol, flores, algún deporte, o cualquier cosa que te guste.

Utiliza esa imagen como un "interruptor" cada vez que te des cuenta de que tienes pensamientos de miedo. Di: "No, ya no voy a pensar en eso. Voy a pensar en puestas de sol, en rosales, en hermosos saltos de agua", según cual sea tu imagen. Si lo haces así, finalmente superarás la costumbre, aunque es algo que requiere mucha práctica.

Seamos amables, cariñosos y pacientes con nosotros mismos.


Con mucho humor Oren Arnold escribió: "Querido Dios, te ruego que me des paciencia. ¡Y la quiero ahora mismo!". La paciencia es una herramienta muy potente. La mayoría sufrimos de la expectativa de la gratificación inmediata. Queremos que todo suceda enseguida. No tenemos paciencia para esperar nada. Nos irritamos si tenemos que esperar en una cola o si estamos atascados en un embotellamiento. Queremos todas las respuestas y todos los bienes ahora mismo, ya. Con muchísima frecuencia hacemos desgraciadas a otras personas con nuestra impaciencia. La impaciencia es una resistencia a aprender, deseamos tener las respuestas sin aprender la lección o sin dar los pasos necesarios.

Piensa en tu mente como si fuera un jardín. Para empezar, un jardín es un trozo de tierra. Puede que él haya muchas zarzas de odio a uno mismo y piedras de desesperación, rabia y preocupación. Hay un viejo árbol llamado miedo que necesita una buena poda o que lo corten. Una vez hayas limpiado bien el terreno y abonado la tierra, siembra algunas semillas de alegría y prosperidad. El sol brilla sobre tu jardín, y tú lo riegas, lo abonas y lo cuidas amorosamente. Al principio no se ve que suceda gran cosa. Pero tú no te detengas, continúa cuidando tu jardín. Si tienes paciencia, las plantas crecerán y se llenarán de flores. Lo mismo sucede en tu mente: tú seleccionas los pensamientos que vas a cuidar, y si tienes paciencia, verás cómo crecen y contribuyen a crear el jardín de experiencias que deseas.

Aprendamos a ser cariñosos con nuestra mente

No nos odiemos por tener pensamientos negativos. Podemos considerar que estos pensamientos nos "construyen", y no que nos "derriban". No tenemos por qué culparnos por tener experiencias negativas. Podemos aprender de ellas. Ser cariñosos con nosotros mismos quiere decir dejar de culparnos, dejar de sentirnos culpables, acabar con todo castigo y con todo dolor.

Elogiémonos

Este es el paso siguiente. La crítica deprime al espíritu; el elogio lo levanta. Reconoce tu Poder, reconoce a tu Yo. Todos somos expresiones de la Inteligencia Infinita. Cuando te desprecias, desprecias al Poder que te ha creado. Empieza por cosas pequeñas. Dite a ti mismo que eres una persona maravillosa. Si lo haces una vez y dejas de hacerlo, no funciona. Continúa, aunque sea un minuto cada vez. Créeme, a medida que lo vas haciendo resulta más fácil. La próxima vez que hagas algo nuevo o diferente, o algo que comienzas a aprender y no sabes muy bien cómo hacerlo, proporciónate aliento y apoyo.


Amarnos significa apoyarnos


Acude a tus amigos y permíteles que te echen una mano. En realidad, es una muestra de fortaleza pedir ayuda cuando se la necesita. Son demasiadas las personas que han aprendido a ser autosuficientes. No pueden pedir ayuda porque su ego de lo prohíje. En lugar de intentar hacerlo todo solo y enfadarte porque no lo consigues, la próxima vez pide ayuda.

Amémonos ya, ahora mismo


No esperes a haber arreglado las cosas para amarte. La insatisfacción contigo mismo es una pauta habitual. Si logras sentirte satisfecho contigo mismo ahora, si puedes amarte y aprobarte ahora, entonces serás capaz de disfrutar de lo bueno cuando venga. Una vez que aprendas a amarte a ti mismo, comenzarás a amar y a aceptar a los demás. No podemos cambiar a otras personas, de modo que dejémoslas en paz. Gastamos muchísima energía intentando hacer que los demás cambien. Si empleáramos la mitad de esa energía en nosotros mismos, podríamos llegar a actuar de otra manera, y entonces los demás reaccionarían también de modo diferente.

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