Se encontraron una noche el engaño y la traición.
Y se hicieron de palabras defendiendo el gran honor, de haber herido más almas con la daga del dolor.
"-Mira traición, yo te gano-"
dijo el engaño con fuerza,
-Yo soy quien acaba con amores-
Dejo malos sinsabores y ensucio toda pureza,
voy regando con dolor.
A los amantes y amores que conmigo se tropiezan,
visto lujuria y deseo... para conquistar las almas.
Y cuando ya las poseo... Nada les vuelve la calma-".
"-Mira engaño, no compares...-"
Contestó la traición segura.
-Tú eres río, yo soy mar, y mis aguas la sepultura...
Yo soy quien brinda el saludo y el beso de buenos días...
Palmaditas en la espalda, consejos y buenas palabras...
Siempre digo -¡en mí confía!- para dar después por la espalda... dar certera cuchillada y así destrozar la vida-"
Y seguían furibundos,
engaño y traición peleando...
Cuando vieron pasar llorando a una linda niña en flor...
pregúntale la traición.-
"-Verdad que soy la culpable de tu fuerte y gran dolor-"
"-No", le dijo el engaño,
"-Di que culpable soy yo-"
La joven paró y les dijo:
-No es ninguno de los dos...
Este dolor tan inmenso, que me está rompiendo el pecho...
-Me lo ha causado el amor-
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