El limón es verdaderamente maravilloso; sin duda creo que si no existiera, habría que inventarlo. Además de constituir una fuente de vitamina C para el organismo, tiene aplicaciones múltiples. En la cocina es un aliado de primer orden, no sólo sirve para realizar refrescos, como la limonada o el limón granizado, también es un potenciador de sabores, o incluso enmascarador de algunos alimentos cuyo sabor no resulta agradable, yo suelo disfrazar el pescado (que no me gusta nada) con un buen chorro de limón. Es un astringente natural, ayuda a limpiar determinadas manchas (los dedos manchados de tabaco quedan impecables frotando limón).
Pero, independientemente de estos usos, existe también el mágico. El limón se utiliza en distintos tipos de rituales, algunos más blancos, otros bastante oscuros, tirando a negros. Existe un trabajo que se realiza para eliminar la negatividad que siempre me ha llamado la atención. Teóricamente, el limón absorbe la energía negativa y, del mismo modo que, en sus usos más domésticos es una buena ayuda en la limpieza del hogar, también puede ayudar a limpiar aquello que está molestándonos en nuestra vida.
Esta limpieza tiene varias versiones, yo voy a narrar la más sencilla y luego, quien tenga interés en utilizar el ritual, puede complementarlo con aquellos elementos que crea convenientes. Empezaremos preparando el material a utilizar, que es un limón fresco, no demasiado maduro, y de un tamaño normal, unos alfileres y un pañuelo o paño blanco, o de algún color suave. Comenzaremos el ritual preparándonos mentalmente, si precisamos encender una vara de incienso, velas, etc., podemos hacerlo a nuestro gusto. Lo primero será pedir ayuda, protección e inspiración a aquellos seres espirituales a quienes habitualmente nos encomendamos para los trabajos mágicos.
Una vez que nos encontremos en el estado adecuado, tomaremos el limón fresco, y con un objeto punzante escribiremos el nombre de la persona que necesita la limpieza, teniendo en mente su imagen perfectamente clara y nítida, disfrutando de su vida con los problemas que ahora la preocupan perfectamente superados. Después procederemos a clavar una serie de alfileres, entre cinco y nueve, rodeando el nombre. En este punto he de decir que, no hay un número fijo, así que yo propongo clavar más alfileres cuanto más acuciante y angustioso sea el problema, si no es demasiado grave, con cinco puede bastar.
Al ir introduciendo los alfileres, mantendremos el deseo de acelerar el proceso de resolución del problema o de limpieza de negatividades. El alfiler en este caso realiza la función de potenciador de las cualidades positivas del limón. El último paso será envolver el limón en el paño, después, dando gracias por la consecución de nuestro deseo, lo guardaremos en algún lugar que no quede a la vista, puede ser una caja, un armario, etc. En ese lugar habrá de permanecer durante una semana. Dejemos que la Magia siga su curso y realice su trabajo, así que nada de estar mirando a diario el proceso del limón, ha de permanecer oculto durante la semana.
Pasados esos días, procederemos a repetir el ritual que ya hemos visto, introduciendo un paso previo, que será desenvolver el limón del paño que lo recubre y observar el aspecto que presenta. Normalmente, el limón adquirirá un tono entre amarronado y negro; muy distinto del tono que adquiriría normalmente un limón que sigue el proceso de envejecimiento normal, que suele consistir en ponerse más blando, a la vez que empieza a aparecer el moho azul habitual. Se dejará el limón a un lado y se realizará el ritual siguiendo los pasos que ya hemos visto anteriormente. Una vez concluido el ritual y guardado el nuevo limón con sus correspondientes nombre y alfileres, el antiguo se arroja a la basura, no es necesario enterrarlo o llevarlo lejos de la casa, de eso ya se encargará el servicio de recogida de basuras.
No hay un tiempo concreto para realizar este ritual. A algunas personas les valdrá con una o dos veces y habrá otras que tendrán que insistir unas cuantas semanas, a más negatividad, más tiempo. Sabremos que el ritual ha surtido efecto y no hay que repetirlo más, en cuanto observemos que el limón que ha estado guardado durante la semana, presente un envejecimiento normal.
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