jueves, 2 de enero de 2014

SÍGUEME



Cuando las horas de desaliento te invadan el alma y las lágrimas afloren en tus ojos, búscame: Yo soy Aquel que sabe consolarte y pronto se detienen tus lágrimas.
Cuando desaparezca tu ánimo para luchar en las dificultades de la vida, o sientas que estás pronto a desfallecer, llámame: Yo soy la fuerza capaz de remover las piedras de tu camino y sobreponerte a las adversidades del mundo.
Cuando sin clemencia te encontraras, de suerte que no tuvieras dónde reclinar tu cabeza, corre junto a mí: Yo soy el refugio, en cuyo seno encontrarás guarida para tu cuerpo y tranquilidad para tu espíritu.
Cuando te falte la calma, en momentos de gran aflicción y te consideres incapaz de conservar la serenidad de espíritu, invócame: Yo soy la paciencia que te ayudará a vencer las dificultades más dolorosas y triunfar en las situaciones más difíciles.
Cuando te debatas en los misterios de la vida y tengas el alma golpeada por los obstáculos del camino, grita por mí: Yo soy el bálsamo que cicatrizará tus heridas y aliviará tus padecimientos.
Cuando el mundo sólo te haga falsas promesas y creas que ya nadie puede inspirarte confianza, ven a mí: Yo soy la sinceridad, que sabe corresponder a la franqueza de tus actitudes y a la nobleza de tus ideas.
Cuando la tristeza o la melancolía intenten albergarse en tu corazón, clama por mí: Yo soy la alegría que te infunde un aliento nuevo y te hará conocer los encantos de tu mundo interior.
Cuando, uno a uno, se destruyan tus ideales más bellos y te sientas desesperado, apela a mí: Yo soy la esperanza que te robustece la Fe.
Cuando la impiedad te revele las faltas y la dureza del corazón humano, aclámame: Yo soy el perdón, que te levanta el ánimo y promueve la rehabilitación de tu alma.
Cuando dudes de todo, hasta de tus propias convicciones y el escepticismo te aborde el alma, recurre a mí: Yo soy la Fe que te inunda de luz y de entendimiento para que alcances la felicidad.
Cuando ya nadie te tienda una mano tierna y sincera y te desilusiones de los sentimientos de tus semejantes, aproxímate a mí: Yo soy la renuncia que te enseñará a entender la ingratitud de los hombres y la incomprensión del mundo.
Y cuando al fin, quieras saber quién soy, pregúntale al río que murmura, al pájaro que canta, a las estrellas que titilan.
Yo soy la dinámica de la vida y la armonía de la naturaleza.
Me llamo Amor y soy el remedio para todos los males que atormenten tu espíritu.

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