Hacía tiempo que no escribía.
No me he aburrido, ni me he cansado, ni he decidido dejar de escribir, simplemente tenía otras prioridades, otras actividades han ocupado lugares más importantes durante este tiempo.
No he tenido menos tiempo, nunca lo tenemos, aunque nos resulte muy cómodo excusarnos de ese modo, el tiempo siempre es el mismo cada día, 24 horas, quizás uno de los recursos más equitativos del mundo, todos, estemos donde estemos y hayamos hecho lo que hayamos hecho, disponemos de la misma cantidad de tiempo cada día, 1440 minutos para hacer lo que queramos, lo que decidimos hacer con ese tiempo es lo que separa al asesino del genio, al poeta del charcutero, al amante del enterrador.
Así que, una vez aclarado el tema y sin excusas de por medio, conviene que todos recordemos cuáles son nuestras prioridades; no te engañes, nadie te las puede marcar, sólo tú eliges lo que vas a hacer con el tiempo que se te ha concedido; si estás leyendo esto es que ya tienes la edad suficiente para elegirlo.
Disfrutar está entre mis prioridades, si el placer no está antes o después, probablemente no me encuentres por allí.
Y tú, ¿sabes ya lo que te hace sentirte vivo?
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