Un padre llevó un domingo a sus dos hijos de nueve y once años de edad a un parque de atracciones. En la taquilla había un cartel que decía con grandes letras " Entrada general cuatro euros, y dos euros para los niños hasta diez años".
El Padre pagó diez euros, diciendo al empleado:
- Por favor, dos entradas generales y una de niño.
El taquillero miró a los dos niños y dijo sorprendido:
-Pero, señor, los dos son niños.
-El mayor tiene once años -dijo el padre.
-Bueno, claro... - insistió el empleado-, pero usted puede ahorrarse dos euros y nadie se va a dar cuenta.
El padre miró a su hijo, miró fijamente al taquillero y le dijo:
-Es que él sí se va a dar cuenta.
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