" Un día de verano, un niño,
nieto de un científico famoso
se presentó al abuelo.
En la mano, detrás de la espalda,
escondía un pájaro que había cogido
bajo el seto del jardín.
Con los ojos brillantes de picardía le preguntó:
-Abuelo, ¿el gorrión que tengo en mi mano
está vivo o muerto?
- Muerto, le respondió el abuelo.
El niño abrió la mano y entre risas
dejó escapar el pájaro que en seguida,
emprendió el vuelo.
-Te has equivocado. ¡Qué fallo¡
Si el abuelo hubiera respondido "¡ Vivo¡",
el muchacho habría apretado el puño
y ahogado el pájaro en la mano.
El abuelo miró al nieto y le dijo:
- Ya ves, La respuesta estaba en tu mano.
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