martes, 17 de julio de 2012

SER SINCERO Y NO HERIR A LOS DEMÁS



La sinceridad, en ocasiones, resulta incompatible con la felicidad. Es decir, parece que en el momento en que dices algo a alguien, y ese mensaje es contrario a lo que esa persona desea escuchar, le vas a herir. Y es cierto, sin embargo, la situación se agrava si no se actúa de la forma correcta. Es decir, ocultar la información y posponer la conversación durante meses, sólo puede hacer que cuando el receptor conozca la verdad, se sienta humillado y utilizado. Cuanto antes se afrontan los problemas mejor. Por otro lado, a la hora de comunicar un mensaje importante es indispensable hablar desde el yo, es decir, expresar los sentimientos en primera persona.

Deja de lado los mensajes dramáticos, intenta dar naturalidad a lo sucedido. Por ejemplo, en una relación de pareja, evita buscar culpables y especialmente, evita utilizar frases tan típicas como “No es por ti, es por mí” o también, “te mereces algo mejor”. Aprende a relacionarte con la sinceridad, es decir, cuanto antes descubres que la verdad puede ser tu mejor compañera de viaje en la vida, antescomprendes los efectos que tiene la sinceridad en las relaciones sociales. Por ejemplo, si tus amigos saben que eres una persona honesta, no dudarán a la hora de pedirte opinión sobre un asunto importante.

Intenta poner en práctica un sentido de la sinceridad basado en el espíritu positivo. Es decir, intenta destacar siempre lo bueno más que lo malo. Por otra parte, intenta hablar con la otra persona siempre del mismo modo en el que te gustaría que te hablasen a ti. Es la única forma de poner en práctica el valor de la empatía. Además, lo ideal es que encuentres el momento y el lugar perfecto para hablar con esa persona que te importa, y precisamente por eso, quieres decirle las cosas tal y como piensas.

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