miércoles, 11 de julio de 2012
DESCONECTAR DE LAS PREOCUPACIONES
¿Cómo poner límite a esas preocupaciones que, a veces, dan vueltas y vueltas a tu cabeza? En primer lugar, intenta centrarte aquí y ahora. Es decir, realiza un ejercicio de abstracción y no te identifiques con tus pensamientos que tienen una entidad independiente. Después, cuando el estrés que te producen dichas preocupaciones te desborda, es fundamental, que puedas mirar por ti, cuidar de ti y olvidarte de todo lo demás: tú eres tu principal prioridad.
En ese caso, ha llegado el momento de apostar por el pensamiento positivo. Es decir, de poner límites a la negatividad y al dramatismo para dar paso a la tranquilidad de creer que las cosas pueden salir bien, que el mundo no es de color negro y que la esperanza es una emoción vital. Vital porque te permite creer que la vida es bonita. El ocio es indispensable para desconectar, por ejemplo, puedes organizar un viaje a algún lugar tranquilo para dejar atrás el pasado por unos días.
También hay rutinas que son sanas. Aparca los problemas por un tiempo, déjalos y ya volverás a retomarlos con otra perspectiva cuando te sientas más preparado, más enérgico y con ganas de saber qué hubieses hecho. Pide ayuda. No quieras abarcarlo tú todo, es decir, aprende a delegar. Comparte aquello que te angustia, con una persona de confianza. Sentirás un gran alivio, y tal vez, puedan echarte una mano. No sufras hoy, por algo que no sabes si pasará mañana. El 80 por ciento de las preocupaciones que tenemos, nunca llegan a hacerse realidad. Por tanto, sé feliz hoy, y vive mejor aquí y ahora.
Escribir en un papel aquello que te angustia también es una forma de sacarlo fuera. De este modo, tomas mayor objetividad respecto a la situación. Puedes hacerte la promesa a ti mismo de disfrutar del día, a pesar de aquello que te asusta.
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