El distraído tropezó con ella.
El violento la usó como arma.
El emprendedor la utilizó para construir.
El caminante cansado, la usó como asiento.
Para los niños fue un juguete.
Para los romanos fue una carretera.
En muchas culturas las colorearon convirtiéndolas en arte.
Drummond hizo poesía con ella.
En Stonehenge se convirtieron en un lugar sagrado.
David mató a Goliat con una.
En la isla de Pascua vigilaron del enemigo.
En Egipto cuidaron el cadaver del faraón.
Miguel Angel extrajo de ellas las más bellas esculturas.
Y en todos los casos la diferencia no estaba en la piedra, sino en cada uno de los hombres.
No existe ninguna piedra en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.
Tu harás la diferencia.
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