Jorge no contaba cuentos todas las sesiones, pero por alguna razón tengo muy presente casi todos los relatos que me
contó en el año y medio que hice terapia con él. Quizás él estaba en lo cierto y esa era la mejor manera de recorrer un
aprendizaje.
Me acuerdo aquel día en que le dije que me sentía muy dependiente de él. Le conté cuánto me molestaba y cómo a la vez
no podía prescindir de lo que recibía de él. La suma de admiración y amor que sentía me parecía que me dejaban muy
depositado en el hecho terapéutico y demasiado pendiente de la mirada de Jorge.
Tú tienes hambre de saber
hambre de crecer
hambre de conocer
hambre de volar...
Puede ser que hoy yo sea la teta
que da la leche
que aplaca tu hambre...
Me parece bárbaro que hoy quieras esta teta.
Pero no te olvides:
No es la teta lo que te sirve...
¡Es la leche!
No hay comentarios:
Publicar un comentario