-ICARO
Un buen padre vale por cien maestros.
Jean-jacques Rousseau
Huyendo del laberinto. Dédalo construyó unas alas con cera y plumas de ave para saltar y volar. Le dio unas alas a su hijo Ícaro y le dijo:
-Hijo mío. Tienes que tener cuidado de no volar demasiado alto, puesto que entonces el sol fundiría la cera. Tampoco vueles demasiado bajo, puesto que la humedad haría que las alas pesasen demasiado y tampoco podrías volar.
Ícaro era joven y convencido de sus fuerzas, no hizo caso a su padre. Una vez en el aire empezó a subir mas y mas alto, el sol fundió sus alas. Cayo al mar y murió.
Es importante educar a nuestros hijos con alas pero también con limites. A su vez, ellos deberán aprender a respetar esos limites hasta que tengan recursos propios para superarlos o sustituirlos.
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