viernes, 13 de enero de 2012

LA VIDA AMOROSA DE CATALINA LA GRANDE





Aunque el poderío, la erudición y carisma
de la gran zarina Catalina II La Grande
de Rusia son indiscutibles, muchos historiadores machos suelen intentar el enlodamiento más total de su imagen dado que esta señora fue una eterna víctima de los flechados de un cupido.

Nacida como Sofía Augusta Federica un 21 de abril de 1729 en el seno de una familia principesca alemana, Catalina llegó a ser zarina por su desventurado matrimonio con Pedro III, el zar que sucedería a la emperatriz Elizabeth. la realidad es que Catalina-así se llamó desde que aceptó la fe ortodoxa rusa-al inicio no sintió ni odio ni amor por su consorte, ya que Elizabeth la escogió como esposa de su tarado sobrino con la esperanza de que Pedrito pudiera tener un heredero sano e inteligente, ya que Catalina no solo era bella, saludable y amable, sino también muy inteligente y hábil.

Catalina tendría que soportar más de 8 años de virginidad conyugal dado que Pedrito estaba loco, tarado, impotente y hasta estéril. Padecía de fimosis, lo cual le imposibilitaba copular. Dado que Pedro se mostaba reticente en cuanto a que le hicieran cirugía en el pene, Elizabeth-tan pragmática como su padre Pedro I- optó por conseguir que la hermosa Catalina saliera pipona aunque no fuera de Pedro. Elizabeth quería un heredero a toda costa, aunque el bebé por venir no tuviera una sola gota de sangre Romanov. Elizabeth le consiguió a Catalina un amante llamado Sergio Saltykov, que fue con quien perdió el virgo (el cual a esas alturas debe haber estado más tieso que el muro de Berlín). En 1754 por fin salió Catalina panzona de sus amores con Saltykov, y el resultado fue el nacimiento del odioso futuro Pablo I.

Elizabeth estaba tan feliz con el bebé que se lo quitó a Catalina poco después de su nacimiento, y para compensar a Catalina le obsequió un talego de mil rublos, (un platal entonces). Saltykov tras servir de real semental fue despachado a congelarse a Estocolmo en misión diplomática. En 1756 Catalina se encontraría al hombre que más la amaría entre todos los amantes que tuvo: el polaco de 24 años Estanislao Poniatowski. Este guapo conde había aparecido en San Petersburgo como ataché del embajador inglés. El conde estaba tan infatuado con Catalina que hasta se arriesgó a seguirla hasta Oraniembaum donde ella pasaba vacaciones al lado de su odioso maridazo Pedro.

Al enterarse Pedro que Poniatowski seguía a Catalina, ordenó que lo colgaran. Pero Catalina tuvo la sagacidad de apelar a Elizaveta Vorontsova-la amante de Pedro- para que éste revocara la sentencia. Finalmente, este percance tuvo un final feliz, y hasta hubo soireés de música y banquete presididos por Pedro y su concubina , sentados en la misma mesa con Catalina y su adorado Poniatowski...todo un ménage a quatre!El 9 de diciembre de 1758 Catalina parió a una niña que era de Poniatowski, pero Pedro la asumió como suya y se hizo gran jolgorio. Lástima que la bebé murió 4 meses después de haber nacido.

La emperatriz Elizabeth mandó nuevamente a Polonia a Poniatowski, dejando a Catalina como cúcala desarbolada. Catalina guardó fidelidad a su amante solo unos meses, ya que pronto conoció a Gregorio Grigorievich Orlov,un héroe de la batalla de Zorndorf en la cual recibió 3 heridas casi mortales. Era un Tarzanzote con cara de angel y cuerpo de Schwarzenegger, y aunque tenía amores con la salaz princesa Elena Kurakin, Catalina se lo llevó a la cama y hasta logró que Gregorio olvidara a su anterior amante. En abril de 1762 ella parió a un hijo de Gregorio, a quien luego se conocería como Alex Bobrinsky.

El 5 de enero de 1762 la emperatriz Elizabeth moriría dejando de heredero a Pedro como zar Pedro III. Catalina cada vez se acercaba más al trono, y poco después urdió un complot en compañía de su amante y 3 hermanos de éste para deponer a Pedro. Al dar el golpe contra su propio marido, Pedro III aulló que por favor le dejaran conservar a su perro, a su sirviente negro, a Elizaveta y la vida. A final no se quedó nada, tras haberse montado Catalina en su corcel con uniforme militar, fue ella quien fue ungida emperatriz de Rusia y Pedro murió asesinado.

Si ella misma lo mandó a matar nadie puede decir, siendo éste uno de los enigmas de la historia. Aunque Gregorio le ayudó a Catalina a obtener el trono-y moriría loco afirmando que el fantasma sangrante del asesinado Pedro lo seguía- Catalina nunca quiso casarse con su brioso amante, a pesar de que le tuvo dos hijos. Gregorio tampoco le guardó fidelidad, y Catalina acabó por desecharlo tras aguantarlo por diez años después de subir al trono. Tras la salida de Gregorio de su vida, Catalina tuvo un breve devaneo con Alexis Vassilchik, pero en 1774 lo reemplazó con el oficial de caballería Gregorio Alexandrovich Potemkin. El primer encuentro entre Catalina y Potemkin se dio cuando éste le obsequió su insignia de la espada para que la de ella estuviera completa.

Potemkin era un ex candidato para el sacerdocio y un hombre erudito. Guapo y musculoso, era incansable como amante... lástima que perdería un ojo en un bochinche de cantina con los hermanos Orlov! Potemkin le propuso matrimonio a Catalina, pero ella no lo aceptó, aunque no faltan quienes juran que se matrimoniaron en secreto. Lo cierto es que cuando la magia sexual se acabó, Potemkin se convirtió en el cabrón real al asignarse la innoble tarea de alcahuete (o sea el que le conseguía amantes a Catalina). En 1776 Pedro Zavadovsky entró a la alcoba de Catalina, pero fue sucedido por Simón Zorich entre 1777 y 1778.Iván Rimsky-Korsakov, el pícaro abuelo del compositor ruso Nicolás Rimsky Korsakov sucedió a Zorich, pero Catalina lo encontró en brazos de otra y les regaló una fastuosa boda.

Catalina habría de enamorarse plenamente de nuevo al conocer a Alexis Lanskoi en 1780. Bello, ágil, animalero como ella(recordemos las numerosas mascotas de Catalina), amante de los niños y dulce, este hombre era un dechado de virtudes y un gran erudito. Hasta los criados de la corte le querían, era benévolo con todos y el alma de las fiestas. Pero en 1784 Lanskoi moriría de una violenta afección estomacal que hizo que muchas malas lenguas con la mía a la cabeza ahora dijeran que Potemkin celoso lo hizo envenenar. Catalina creyó morirse de dolor tras la muerte de Lanskoi en sus brazos. Catalina le guardó fidelidad pa´ la memoria de Lanskoi por un año, pero luego se topó a Alexis Ermolov. Ermolov solo gozó de un año de los favores de la zarina, quizás porque a Potemkin le caía muy mal.

Fue suplantado por Alexis Mamonov, pero cuando éste se aburrió de Catalina (quien ya tenía 57 años) pidió permiso para casarse con la princesa Sherbatov. Catalina les dio una buena boda y los despachó cargados de regalos. El último amorcito de Catalina sería el hermosísimo teniente de caballería Platón Zubov, quien le duró desde 1786 hasta que ella murió. Catalina lo terminó de educar, le llamaba «jilguero» y acabó por tratarlo casi como a un hijo. En 1796, Catalina moriría de un ataque mientras se duchaba, y Zubov lloró más que las cataratas del Niágara en su funeral.

1 comentario:

  1. ESTA PUBLICACIÓN ESTA CORTA YA QUE NO NOMBRARON A FRANCISCO DE MIRANDA EL QUE VOLVIO LOCO A CATALINA

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