jueves, 14 de noviembre de 2013

ÓJALÁ NUESTROS HIJOS TENGAN UNA DIFICULTAD DIARIA

Perpetuamente, victoria y fracaso son como hermano y hermana.

Eugueni  Evtuichenko



Ninguna vida puede ser vivida sin conocer el regusto de la perdida. No podemos proteger a nuestros hijos de probarla. El aprendizaje de la perdida es una ruta necesaria para ellos. Es preciso no esconderles la parte difícil de la vida: los problemas, las desilusiones, la enfermedad, la guerra, la muerte. Seria un engaño de enormes consecuencias que solo les debilitaría: LINDO NENE EN UN MUNDO LINDO.

Es un error pretender que estén siempre contentos y que vivan sin problemas. Deseamos que su vida sea llana, sin obstáculos que salvar, y los protegemos de las situaciones duras escondiéndoles  información para que no se traumaticen. Quizá los engañamos, los sustituimos, hacemos su trabajo y cargamos con sus fallos. Pero ¿qué ocurrirá cuando su entorno no sea óptimo?, ¿cómo afrontaran las dificultades  las perdidas cuando abandonen el " nido" protector que les hemos proporcionado?
¡Ojalá nuestros hijos tengan una dificultad diaria! Para que se vacunen contra la frustración, para que aprendan a buscar solución a los conflictos, para que se equivoquen y, en definitiva, para que aprendan de sus errores.

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