miércoles, 8 de febrero de 2012

EL MAESTRO










El maestro sufí contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma...-Maestro -lo encaró uno de ellos una tarde-. Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado...-Pido perdón por eso -se disculpó el maestro-. Permíteme que en señal de reparación te invite a un rico melocotón.-Gracias, maestro -respondió halagado el discípulo.-Quisiera, para agasajarte, pelar tu melocotón yo mismo. ¿Me lo permites?-Sí, muchas gracias -dijo el alumno.-¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano el cuchillo, te lo corte en trozos para que sea más fácil comerlo?-Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu generosidad, maestro...-No es un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte... Permíteme también que lo mastique antes de dártelo...-No, maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! -se quejó sorprendido el discípulo.El maestro hizo una pausa.-Si yo os explicara el sentido de cada cuento, sería como daros a comer una fruta masticada.

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