viernes, 3 de febrero de 2012

Cuenta la leyenda que....la felicidad era un tesoro....





A partir de aquel instante comenzó a buscarla.
Primero se aventuró por el placer y por todo
lo sensual, luego por el poder y la riqueza,
después por la fama y la gloria, y así fue
recorriendo el mundo del orgullo, del saber,
de los viajes, del trabajo, del ocio y de
todo cuanto estaba al alcance de su mano.
En un recodo del camino vio un letrero que
decía: "Le quedan dos meses de vida."
Aquel hombre, cansado y desgastado por los
sinsabores de la vida se dijo: "Estos dos
meses los dedicare a compartir todo lo que
tengo de experiencia, de saber y de vida
con las personas que me rodean."
Y aquel buscador infatigable de la felicidad,
solo al final de sus días, encontró que en
su interior, en lo que podía compartir,
en el tiempo que le dedicaba a los demás,
en la renuncia que hacia de si mismo por
servir estaba el tesoro que tanto había deseado.
Cuando una de las puertas de la felicidad se
cierra, otra se abre, pero, a menudo, miramos
tanto la puerta que se ha cerrado que no vemos
aquella que se ha abierto para nosotros.

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