Gilbert Keith
El otro día mi hijo pequeño vino con expresión muy seria en su rostro y me dijo:
-¿Papá, puedo hacerte una pregunta? ¿De dónde vengo?
Era una pregunta que temía pero me senté con él y, tan suavemente como pude, le expliqué todo sobre los pájaros y las abejas. Cuando terminé estaba muy inquieto, se levantó y me dijo:
-Gracias, papá.
Y se dirigió a la puerta.
-¿Qué te hizo preguntarme? - le pregunté.
Se dio media vuelta y me dijo:
-Quería saberlo porque Bobby, el que vive aquí al lado, dice que él viene de Manchester.
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