La vida es una llama que nunca deja de consumirse pero que reaviva cada vez que nace un niño.
George Bernard Shaw
Si el mundo exterior es demasiado duro y exigente; si las cosas no son fáciles, ni no nos dan lo que deseamos de forma rápida o inmediatamente, si las personas que encontramos no se se rinden ante nuestra " majestad" como hacían nuestros padres; si para conseguir lo que queremos debemos invertir mucho esfuerzo y energía y -a veces aun así- no lo conseguimos; si sufrimos porque nos dañan o porque nos ignoran o porque perdemos....quizás optemos por volver al útero.
El regreso a la zona de seguridad, a la zona de comodidad, a la zona donde reina la facilidad, donde se anticipan o coman nuestros deseos; donde no es preciso arriesgar nada, donde no se nos pide nada, donde sólo somos servidores y siempre aceptamos -por impresentables que seamos, por egoístas que seamos, por insolidarios que seamos-.Volver a casa a no salir ya de ella. ¿Para qué aventurarse? ¿Para qué vivir?
En la actualidad muchos hijos no dejan el hogar de los padres o vuelven a él al menor inconveniente o desengaño. Son seres débiles, sin alas para volar. Por miedo a sufrir y a esforzarse prefieren "vegetar" en una zona segura o cómoda que no favorece su crecimiento, antes que arriesgarse a salir a la zona de incertidumbre y riesgo que comporta vivir plenamente.
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