La única forma compatible con nuestra contingencia de multiplicar los bienes que apreciamos es intercambiarlos, compartirlos, comunicarlos a nuestros semejantes para que reboten en ellos y vuelvan cargados de sentido renovado.
Fernando Savater
El adolescente llena su plato a tope, regresa a la mesa, vuelve con otro plato y lo llena a tope. Se sienta y empieza a comer. Prueba un poco de la comida de ambos platos e, inmediatamente, los aparta.
-¡No me gusta! -dice.
Los padres le dicen:
-Ve a coger otra cosa.
Los padres no se inmutan, no lo corrigen, no le dicen nada parecido a:
-"Antes de llenar el plato, coge una cantidad pequeña y la pruebas".
-"Llena menos tus platos, si te los acabas te levantas a buscar más."
-"Antes de ir a por más, acaba lo que tienes en el plato".
El adolescente repite varias veces la conducta. El camarero va llevándose los platos llenos, sin decir nada. Los padres se desentienden.
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