A eso… a eso de caer y volver a levantarte de fracasar y volver a comenzar; de seguir un camino y tener que torcerlo; de encontrar el dolor y tener que afrontarlo…
A eso, no le llames adversidad, llámale sabiduría.
A eso de sentir la mano de Dios y saberte impotente; de fijarte una meta y tener que seguir otra; de huir de una prueba y tener que encararla; de planear un vuelo y tener que recortarlo; de aspirar y no poder, de querer y no saber; de avanzar y no llegar…
A eso, no le llames castigo, llámale enseñanza.
A eso, de pasar días juntos radiantes; días felices y días tristes; días de soledad y días de compañía…
A eso, no le llames rutina, llámale experiencia.
A eso, de que tus ojos miren y tus oídos oigan; tu cerebro funcione, tus manos trabajen; tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta; y tu corazón ame…
A eso, no le llames naturaleza humana, llámale… milagro.
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