«¡Qué olor a almizcle y a membrillo!
¡qué olor a albahaca y jazmines!
¿Han removido sus cojines
al dulce son del caramillo
septembrales serafines ?
Es que las arcas se han abierto
llenas de efluvios y colores,
y han escapado sus olores
cual si se movieran en un huerto
los toronjinas y las flores.
Arca huertana, perfumado
rincón de hogar donde está toda
grata memoria del pasado;
desde el refajo rameado
a la basquiña de la boda.
Desde la armilla reluciente
de luminosas lentejuelas,
a las postizas y vihuelas
con que en sus quince y en sus veinte
parrandearon las abuelas».
PEDRO JARA CARRILLO
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