A MURCIA
Que no me muera yo sin que lo cuente.
Que el cielo que en tu río se refleja
alumbre tu ciudad caduca y vieja
con nimbo de laurel sobre su frente.
La larva de tu espíritu durmiente
rompa la garra de tu costra aneja
y se haga mariposa o se haga abeja
dando vida y dulzores al ambiente.
Que en las urnas calientes de tus labios
guardes los corazones de tus sabios
más que por majestad, por sus ideas.
Y só lo el brillo de tu cielo borre
subiendo a las alturas de tu torre
el humo de infinitas chimeneas.
(El aroma del arca)
Que el cielo que en tu río se refleja
alumbre tu ciudad caduca y vieja
con nimbo de laurel sobre su frente.
La larva de tu espíritu durmiente
rompa la garra de tu costra aneja
y se haga mariposa o se haga abeja
dando vida y dulzores al ambiente.
Que en las urnas calientes de tus labios
guardes los corazones de tus sabios
más que por majestad, por sus ideas.
Y só lo el brillo de tu cielo borre
subiendo a las alturas de tu torre
el humo de infinitas chimeneas.
(El aroma del arca)
Pedro Jara Carrillo
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