martes, 4 de febrero de 2014

PRINCIPIO DE AUTONOMÍA PERSONAL


AYÚDATE A TI MISMO Y LOS DEMÁS TE AYUDARAN

Toda persona que no se conoce a sí misma es invisible a su propia mirada y a los demás.
El primer principio de la gestión emocionalmente ecológica de las relaciones -Principio de autonomía- afirma : Ayúdate a ti mismo y los demás te ayudarán. nada es más difícil que a sumir  la responsabilidad de la propia vida, de su diseño y construcción, de la gestión de las propias emociones y, a partir de ahí, realizar la acción más coherente. Pero precisamente éste es el gran reto de educar a un niño: enseñarle a ayudarse a sí mismo. Porqué será esta capacidad la que le permitirá  ser autónomo y capar de vivir y continuar creciendo sea cual sea el paisaje que la vida le ponga por delante.
Los padres  debemos autoaplicarnos este principio. Sólo si lo hacemos así nuestros hijos serán capaces de entender que somos responsables de cuidad de nosotros mismos, de amarnos , de mejorar, de aprender y seguir adelante. Al luchar ante las dificultades y no rendirnos ponemos en juego nuestros recursos personales y activamos nuestro potencial de crecimiento. En cambio, quien constantemente espera que venga otra persona a solucionarle su vida, se convierte para los demás en una carga demasiado pesada que, más pronto o más tarde, decidirán soltar.
Respecto a los hijos, los padres tenemos la misión de ser facilitadores de su crecimiento. El principio de  autonomía personal enseña la importancia del esfuerzo, de la lucha y del trabajo, muestra que el camino de la facilidad y de la dilución de nuestra responsabilidad no es una elección adaptativa ni emocionalmente ecológica. El mensaje a transmitir es:

En tu vida vas a encontrar muchas personas dispuestas a ayudarte, si tú estás dispuesto ayudar a ti mismo. Pero si siempre esperas que alguien venga a resolverte el problema, la gente se alejará de ti porque te convertirás en una carga difícil de llevar. Nadie emocionalmente sano quiere compartir su vida con una persona dependiente, victimista o pasiva.

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