miércoles, 21 de marzo de 2012

DOS BUENOS CONSEJOS


- LA SONRISA -

Una no cuesta nada y produce mucho.

Enriquece a quienes la reciben,

sin empobrecer a quien la da.

No dura mas que un instante,

pero su recuerdo a veces es eterno.

Nadie es demasiado rico para prescindir de ella.

Nadie es demasiado pobre para no merecerla.

Da felicidad en el hogar y apoyo en el trabajo.

Es el símbolo de la amistad.

Una sonrisa da reposo al cansado.

Anima a los mas deprimidos.

No se puede comprar, ni prestar, ni robar,

pues son cosas que no tienen valor,

hasta el momento en que se da.

Y si alguna vez se tropieza con alguien

que no sabe dar una sonrisa mas,

sea generoso, dele la suya.

Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa

como el que no puede dársela a los demás.


- EL DINERO -

Con el ocurre algo parecido a lo

que ocurre con el aire que el hombre necesita

para respirar. Si el oxigeno disminuye,

sufre grandes penurias y hasta puede morir.

Si lo recibe en demasía también sufre,

aparecen mareos, alteraciones de su percepción y,

al final, la muerte. Para sentirte bien, para

decir que tu respiración es saludable, debes recibir

una determinada cantidad de oxigeno, aquella que

te permite satisfacer tus necesidades, pero no

menos y tampoco mas. Así debería ser con el dinero,

del que no se puede prescindir por ser el sistema

de transacción en el mundo; todos deberían acceder

a la cantidad necesaria para una vida armónica y que

abasteciera sus requerimientos de educación, salud,

vivienda y los elementos para una existencia digna,

decorosa y amable. Pero nadie debería acumular más que

eso, porque el exceso de dinero fomenta en el hombre

los apegos que le impiden crecer hacia la dimensión

espiritual donde se encuentra su verdadero ser.



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