Es muy común que entre particulares y también que entre éstos y el Estado se celebren pactos, convenios, o acuerdos que comúnmente conocemos como “contrato leonino”. Se dan cuando el contenido de las cláusulas beneficia a una de las partes y ninguna a favor de la otra. Este concepto del contrato leonino se inspira en la fábula de Esopo en la cual participan el león, la vaca, la cabra y la oveja. En general, los protagonistas de la fábula, como característica propia, son los animales que personifican el hombre del mundo real, de carne y hueso, con sus virtudes y vicios.
La fábula de Esopo a que se atribuye la inspiración del contrato leonino es la siguiente: “Juntáronse un León, una Vaca, una Cabra y una mansa Oveja para cazar en los montes y repartirse después fraternalmente lo que apresaran. Bien pronto, con ayuda de todos, se cazó una hermosa cierva. Y el León la dividió en cuatro partes iguales, cuando cada cual pensaba tomar la suya, habló a sus compañeros con torvo ceño: La primera parte es para mi porque soy el León; la segunda me pertenece porque soy el más fuerte; la tercera también será mía, porque he trabajado más que todos; y si alguien me disputa la cuarta, tendrá que habérselas conmigo. De este modo se quedó con toda la cierva” Moraleja: cuando se tiene la honradez de la vaca, la inocencia de la cabra y la mansedumbre de la oveja, no se debe formar sociedad con los leones.
Lo sabían?
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