Michael Ende
Querida Linn:
Había tantas exigencias desde afuera, gente que quería parte del tiempo que deberíamos haber pasado juntas. Has estado solo con lo soñamos que compartiríamos entre las dos.
Tienes una mamá ocupada, nerviosa, que te abraza con prisas. Que te escucha mientras tamborilea sobre la mesa con sus dedos impacientes. Me he sentido cansada y te he pedido que no seas exigente conmigo porque tenía los nervios de punta. Y te he visto algunas veces apartarte de mí.
He tenido miedo de llamarte para que volvieras. Miedo porque me pesaba mi mala conciencia. Miedo porque el éxito exterior que he alcanzado ha sido a costa de algo que podíamos haber tenido las dos para las dos.
Si bien no podemos alargar ni un minuto más de nuestra vida, sí que podemos hacerla más amplia, más vivida y más consciente. El sentimiento de pérdida por aquello que no hemos compartido con nuestros, y el hecho de darnos cuenta de que el tiempo ha pasado sin dar cabida a lo que realmente importa, nos llena de pesadumbre. Es importante hacer una pausa ahora, y reflexionar sobre las consecuencias de dejar vida por vivir y relaciones por cultivar. Mas adelante, será muy difícil improvisar una relación de intimidad padres-hijos si no se ha cultivado día a día.
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