A nuestro alrededor siempre estarán pasando cosas, y no siempre serán agradables. Eso no lo podemos elegir. Lo que sí podemos elegir es el estado mental con el que las afrontamos.
Para encontrar la felicidad debemos dirigir nuestras energías hacia aquello que sí podemos controlar y dejar de lamentarnos por las cosas que no dependen de nosotros. Toda vida es un constante bascular entre la tormenta y la calma. Hay algunas satisfacciones y muchos sobresaltos.
Buda advertía a sus discípulos que “el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional…”
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