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domingo, 1 de abril de 2012

EMPRENDERSE





A veces el mundo de las ideas es vasto, pero el mundo sensible obstaculiza la concreción del desarrollado intelecto. A veces falta un paso para emprender. Y es una emoción contenida que tiene que salir a escena antes de que la inteligencia se prepare para ser natural. El emprendedor actúa su objetivo a partir de una actitud psicológica y física armonizadas. Y los espectadores aplauden el triunfo.


"…En cambio, en una concepción más elevada de la enseñanza, el estudiante descubre aquello que siempre ha tenido. Porque en lo profundo, el teatro, y toda arte escénica, es una excusa para estudiar la vida. Lo que ocurre en una clase no es una mera transmisión de técnicas, sino una enseñanza de principios elementales básicos…"
Hacia un teatro de la revelación, Entrevista al profesor Dominic de Fazio, Atanor cultural.

Vos estás adentro tuyo. Y esos signos que se preguntan son tu alma y tu cuerpo conjugando el verbo de tu ser. Te observas en el espejo y te reconoces, palpitan emociones guardadas que son el misterio que tu carne protege. Se revela. Te rebelas. Lo que buscas solo puede ser hallado por vos. Ahí, adentro. Aunque te revuelva un maremoto de incertidumbres, la lamparita no está quemada. La luz se enciende en el juego. Y se apaga. La actriz te enseña a encontrarte. Porque ella se halla en cada escena, y vos siempre estás adentro tuyo. En ningún otro lugar te encontrarán.


Quienes reconocemos en la vida un proceso a través del cual podemos encontrar nuestro sentido personal en este largo paseo de la existencia hallamos tal vez inevitables obstáculos racionales y emocionales que nos impiden concretar nuestras metas; o aún más, descubrir cuáles son. Para emprender y alcanzar el relativo éxito de la estabilidad, es preciso valerse de las propias herramientas que están en nosotros, como estaba la estatua en la piedra sin forma, a la que aludía Miguel Ángel. Somos seres racionales. Pero también somos, afortunadamente, seres emocionales; entonces la búsqueda de la armonía será un paso previo para concretarnos, siempre parcialmente. Porque las posibilidades de crecer no tienen fin. Sí pueden tener un principio para quien aún está "dormido", y cada uno encontrará ese primer recuadro de su rayuela para llegar a su propio cielo.
Ser dirigido por un actor o una actriz en el camino hacia ese encuentro con "uno mismo" es una opción impecable. Y entender la vida con la propia mirada, un resultado que paulatinamente va dibujando el paisaje, con menos ornamentos, pero mucho más claro. Esa maqueta relativamente limpia que necesitamos los que deseamos emprender y alcanzar nuestros objetivos.
Plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo. Donar los órganos. Y conocerse. Nada más primordial que comenzar a hacerlo algún día. Y despertar de la belleza durmiente en la que a veces nos encapsula el "sistema". Salirnos de las normas absolutas y de la rigidez innecesaria para alistarnos en el mundo de los que triunfan desde adentro para afuera. Desde abajo para arriba. Desde la humildad hacia la superación personal.
Porque para emprender tal vez necesitamos emprendernos, indagarnos, preguntarnos quienes somos, qué deseamos y hacia dónde queremos ir. La inteligencia de la razón y de la emoción buscando el equilibrio en la balanza de nuestra propia justicia, de nuestros propios merecimientos.
Y salir a escena, con caretas, trajes, y vestidos, pero desnudos en la mirada gloriosa donde está el indicio de haber vivido, de estar viviendo. De despertarnos de la utopía, para mostrarnos como seres vivos que viven en una realidad concebida a partir de los propios pasos. Y jugar a la rayuela. Y tirar la piedra. Y que caiga en el cielo. O volver a empezar.

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